Begoña, Idoia e Itziar Zabalza en el termino de Endarlatsa, junto al río Bidasoa, en el lugar donde sacaron el cuerpo de su hermano Mikel Zabalza.
Mikel fue detenido el 25 de noviembre de 1985 por la Guardia Civil en una casa del barrio de Altza en Donostia y trasladado al cuartel de Intxaurrondo. Según la versión policial, fue conducido a Endarlatsa para localizar un supuesto zulo. Allí, dentro de un Patrol militar, golpeó a un guardia civil en los testículos y huyó por un agujero situado en el antiguo túnel del tren. Durante 20 días estuvo desaparecido a pesar de que se rastreó el río en esa zona intensamente. Paradójicamente el día 15 de diciembre, cuando las labores de rastreo habían concluido, una patrulla de la Guardia Civil encontró su cuerpo flotando en las aguas.
Años después se supo por diferentes testigos policiales lo que ocurrió realmente. Casi nadie creyó la versión policial. Los demás detenidos, incluida la novia de Mikel, Idoia Aierbe,ya habían relatado que le oyeron gritar, que vieron pasar una camilla con una persona tapada que fisicamente aparentaba ser él y una conversación agitada entre varios guardias civiles que gritaban: - ¡¡¡Se nos va, que se nos va!!! Sin embargo la versión policial es la que hoy en día sigue siendo válida. El "Caso Zabalza" es una vergüenza para cualquier régimen político que se intente llamar democrático.
Recuerdo muy bien todo lo que pasó. Tenía 19 años y participé en mi primera huelga general. El Casco Viejo de Iruña era un campo de batalla sembrado de piedras y barricadas, caían macetas desde los balcones contra la policía y fue la primera vez que los vi correr al revés, protegiéndose para salvar su pejello, cambiando la bocacha por la pistola. A un amigo le alcanzaron con una pelota de goma en el cuello en la Nabarrería. Comimos en una casa que nos dio cobijo y para llegar hasta el barrio pasamos miedo, mucho miedo.
Ayer, cuando visité el lugar con la familia de Mikel volví a acordarme de cosas que tenía guardadas en algún rincón de la memoria: Lo mucho que me impresionó que se apellidase igual que yo, el pésame que nos dio por teléfono un pariente de mi madre aunque no somos familia. La cantidad de datos que almacené en mi cabeza, que resultaron ciertos cuando fuimos recordándolos.
También me enteré de otras historias que no salen en los medios de comunicación: La búsqueda desesperada de todas una familia, preguntando a cada pastor, en cada caserío, buscando un rastro del "huido". La humillación a una madre que va a preguntar por su hijo al cuartel y que le responden "que vaya a objetos perdidos". La provocación de los guardias civiles que lo mataron en el tanatorio del hospital de Navarra. Y cuando dijo de los que lo mataron me refiero a los que declararon en el juicio y posteriormente fueron delatados. La llamadas de teléfono de madrugada en las que se oía una voz infantil y a veces una radio a todo volumen. Las risas y provocaciones de los guardias civiles que cantaban "Zabalzica, zabalzica, que fría está el agüica". Y así también me enteré de otras tan fuertes que prefiero no decir, que me dieron mucha rabia y ganas de llorar.
Años después se supo por diferentes testigos policiales lo que ocurrió realmente. Casi nadie creyó la versión policial. Los demás detenidos, incluida la novia de Mikel, Idoia Aierbe,ya habían relatado que le oyeron gritar, que vieron pasar una camilla con una persona tapada que fisicamente aparentaba ser él y una conversación agitada entre varios guardias civiles que gritaban: - ¡¡¡Se nos va, que se nos va!!! Sin embargo la versión policial es la que hoy en día sigue siendo válida. El "Caso Zabalza" es una vergüenza para cualquier régimen político que se intente llamar democrático.
Recuerdo muy bien todo lo que pasó. Tenía 19 años y participé en mi primera huelga general. El Casco Viejo de Iruña era un campo de batalla sembrado de piedras y barricadas, caían macetas desde los balcones contra la policía y fue la primera vez que los vi correr al revés, protegiéndose para salvar su pejello, cambiando la bocacha por la pistola. A un amigo le alcanzaron con una pelota de goma en el cuello en la Nabarrería. Comimos en una casa que nos dio cobijo y para llegar hasta el barrio pasamos miedo, mucho miedo.
Ayer, cuando visité el lugar con la familia de Mikel volví a acordarme de cosas que tenía guardadas en algún rincón de la memoria: Lo mucho que me impresionó que se apellidase igual que yo, el pésame que nos dio por teléfono un pariente de mi madre aunque no somos familia. La cantidad de datos que almacené en mi cabeza, que resultaron ciertos cuando fuimos recordándolos.
También me enteré de otras historias que no salen en los medios de comunicación: La búsqueda desesperada de todas una familia, preguntando a cada pastor, en cada caserío, buscando un rastro del "huido". La humillación a una madre que va a preguntar por su hijo al cuartel y que le responden "que vaya a objetos perdidos". La provocación de los guardias civiles que lo mataron en el tanatorio del hospital de Navarra. Y cuando dijo de los que lo mataron me refiero a los que declararon en el juicio y posteriormente fueron delatados. La llamadas de teléfono de madrugada en las que se oía una voz infantil y a veces una radio a todo volumen. Las risas y provocaciones de los guardias civiles que cantaban "Zabalzica, zabalzica, que fría está el agüica". Y así también me enteré de otras tan fuertes que prefiero no decir, que me dieron mucha rabia y ganas de llorar.
El Cuerpo de Mikel Zabalza después de ser sacado del río.
3 comentarios:
Buen trabajo Joseba, no solo la foto sino el texto.
Josu.
Tenía 9 años cuando mataron a Mikel Zabalza pero me acuerdo como sifuese hoy. Vivía en Ordizia con mis padres y hermanos. Una familia de emigrantes gallegos como tantas otras en el Gohierri. Hoy tengo 35 años y vivo en Vigo pero me acuerdo como si fuese hoy de todo aquello: la tensión en el pueblo, los nervios de los guardias civiles que venían a buscar a sus hijos al colegio. Mis padres no eran nacionalistas, de hecho mi padre militaba en el PSOE y había conocido a Enrique Casas pero era una persona sincera que sabía reconocer la verdad. también sabía lo que hacía la Guardia Civil. Años después hablando con el me dijo: a este chico lo mataron en Intxaurrondo. No lo olvidaré. Buenas fotos. Un saludo desde Galiza
Fue un asesinato puro y duro fruto de la ira de ver durante años y años guardia civiles vistos muertos por ETA y respaldados por la kale borroka de la cual por cierto yo fuí participante activo del 84 al 91. Todo una sinrazón lo de ellos y lo nuestro. Hemos tardado y sufrido demasiado para llegar a la situación actual de paz.
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