El título de este trabajo no está basado en la historia personal de AhmedSalem aunque tiene mucho que ver. Él era guia de los milicianos del Frente Polisario y estando un día en el desierto se ofreció a preparar el té. La mala fortuna quiso que fuese a poner todos los bártulos encima de una mina antipersona que explotó al mínimo contacto y cercenó sus manos. Sin embargo, AhmedSalem sigue haciendo el té y saboreando ese primer vaso amargo como la vida sabiendo, que afortunadamente, en esta vida amarga hay también algunos tragos muchos más suaves.
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