Amets.
A Amets lo rescataron a última hora. Quedaban dos perros de su camada y nadie los quería, así que decidieron sacrificarlos porque no los podían mantener. Su dueño lo eligió a él y su sentencia de muerte cambió en el último momento. Ahora su vida es un sueño. Es un perrito obediente y cariñoso, que no se separa más de diez metros de su amo. No sabemos si añora a su hermano que no tuvo tanta suerte. Para algunos sera una tontería porque los animales "no tienen alma".
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